Donald Trump quiere sacar a los palestinos de Gaza para desarrollar en ese territorio lo que él llama una “Riviera del Medio Oriente”. Hay varias razones por las que ese plan jamás funcionará.
Para empezar, nadie quiere a esos palestinos. Pese a toda la alharaca que países árabes hacen en defensa de Palestina, ninguno de ellos realmente los desea cerca. Los ven como parias que sólo causan problemas. Y sólo apoyan su causa ya sea porque odian más a Israel o porque no desean romper una tradición histórica que los haría ver poco solidarios y demasiado cercanos a los judíos. Esa es la razón por la que nadie los recibe: ni Egipto, ni Jordania, ni Líbano, ni Emiratos Árabes, ni Arabia Saudita, ni Siria y menos los países musulmanes NO árabes, como Irán y Turquía. Porque los países que sí han recibido refugiados palestinos en décadas pasadas -Jordania, Líbano, Siria- han tenido después enfrentamientos con esos refugiados. En tanto, los países europeos que se llenan la boca de apoyo a la causa palestina, como Suecia y Alemania, no sólo se dieron cuenta ya del error de haber dejado pasar indiscriminadamente a cientos de miles de migrantes, sino que -por su corrección política europea- no apoyarían lo que ellos ven como una “limpieza étnica”, al sacar a los palestinos de Gaza. Sus votantes izquierdistas, mucho más influyentes dentro de los países europeos de lo que son en Estados Unidos, jamás les perdonarían esa decisión. Así que nadie, voluntariamente, aceptará a los refugiados palestinos aunque, de palabra, todos esos países digan que los apoyan.
Segundo: Estados Unidos lleva más de 20 años empantanado en Medio Oriente, buscando salirse de las costosísimas guerras de Irak y Afganistan, para ahora ¿volverse meterse a meter ahí durante años sólo para pelear directamente ellos con Hamás? Porque la guerra comenzará de nuevo, el cese al fuego no incluye el desplazamiento de dos millones de palestinos. Y sólo después de eliminar la resistencia palestina, suponiendo que lo logren, ¿reconstruir Gaza? ¿A cambio de qué beneficio? ¿Una riviera del Medio Oriente? China, Rusia e Irán no podrían estar más felices de que Estados Unidos realmente haga eso. Que ocupe miles de millones de dólares en mover a todos los palestinos del área, se pelee con los países de la región en el proceso y dedique recursos militares valiosos que podría estar usando contra sus verdaderos enemigos. Además, proveyéndole a la propaganda rusa de un inmejorable ejemplo de “imperialismo estadounidense”. Una ocupación, encima, completamente inútil porque no hay nada en ese territorio, salvo una bonita vista al mar, que le sirva a Estados Unidos.
Tercero: nadie en todo el planeta apoya el plan de Trump. Salvo Benjamin Netanyahu, que es lo suficientemente listo para saber que es imposible realizar el proyecto, pero estará feliz de ver que su poderoso patrocinador se encargará de un problema que antes sólo era israelí. Lo cual significa, que si este plan se realizara, sería enteramente con dinero público estadounidense, ¿acaso no argumentaron razones económicas para dejar de apoyar a los aliados en Europa y en Asia? ¿Qué les hace creer que bonitos condominios y hoteles en Gaza van a generar los recursos suficientes para mover a dos millones de palestinos, mantener la seguridad en la zona y reconstruir toda Gaza? ¿Quién va a mantener a los palestinos desplazados en el país o los países que los reciban?
Esta es la idea más absurda que Donald Trump ha tenido en 20 años de carrera política. Y eso es decir mucho.
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