¿Qué significa que los cárteles mexicanos hayan sido designados por Donald Trump como organizaciones terroristas? Dos cosas principalmente:
Que ahora Estados Unidos considerará válido y legal bajo sus leyes, asesinar a integrantes de los cárteles mexicanos y para ello podrá hacer operaciones militares dentro de México. Trump lo mismo en conferencia de prensa durante la firma dijo que enviar soldados es una posibilidad. Como hicieron por ejemplo para eliminar a Osama Bin Laden dentro de Paquistán.
Que cualquier pago realizado a los cárteles, incluso si es un producto de una extorsión o "derecho de piso", o cualquier asistencia que se les proporcione, podría interpretarse como apoyo material a organizaciones terroristas. La lista de actividades económicas que eso puede incluir es tan larga en las zonas controladas por los cárteles en México, que las empresas estadounidenses tendrán que ser muy cuidadosas de con quién hacen tratos. Decir que no sabían podría no salvarlas en el juicio. Lo mismo aplica a empresas mexicanas, obviamente, lo cual incluso si Trump no aplica aranceles, complica el plan de la presidenta, Claudia Sheinbaum, de atraer inversión extranjera a México.
Con este inicio, y con el anuncio de que los aranceles contra México inician el primero de febrero, Donald Trump le manda el mensaje a su vecino de que esto va en serio.
Hasta ahora, México ha mandado señales muy claras de que quiere cooperar en mantener a China a raya y de que ayudará con los migrantes. Pero poco o nada concreto se ha hecho sobre el tema de los cárteles de la droga. ¿Estarán esperando que Trump se conforme con acuerdos migratorios y concesiones comerciales?
Hay una razón por la que este tema, el de los cárteles, es más difícil para México: no lo controlan. Saben que en zonas como Michoacán, Tamaulipas o Sinaloa el problema es tan grande, la penetración social y económica del narco es tan profunda, que lo único que pueden hacer es no "patear el avispero" y llamar a La Paz a los grupos criminales.
Todos en México saben esto. Es un monstruo de mil cabezas escondido entre la población civil que ningún gobierno mexicano en los últimos 25 años ha podido eliminar. Por eso incluso para muchos en México es una idea tentadora la de Trump: involucrar al Ejército más poderoso del mundo.
El problema es que ni siquiera eso será suficiente. Esto no es como la guerra entre México y Estados Unidos de 1847, cuando un grupo de soldados logró llegar a la Ciudad México con facilidad. Todo lo contrario. Esto sería más parecido a una lucha con un enemigo invisible como en Vietnam y en Afganistán. O como lo que Israel enfrenta con Hamás en Gaza. Con la diferencia de que México es 5 mil veces más grande.
Mientras venderle droga a los estadounidenses resulte en ganancias multimillonarias, no importa si Estados Unidos usa drones, misiles o todo su ejército, nada detendrá el tráfico de drogas. Un problema de oferta y demanda no puede ser resuelto por la fuerza, como lo demostró ya la prohibición del alcohol en Estados Unidos durante los años 20s del siglo pasado. O la misma guerra contra las drogas iniciada por Richard Nixon hace 53 años. ¿Cómo va ese saldo?
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