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La cabeza perdida de Damasceno Monteiro

Foto del escritor: Nohemy García DuarteNohemy García Duarte




La ciudad de Oporto, cuyo nombre bautizó un tipo de vino dulce y generoso de Portugal, es

el sitio donde transcurre la historia que el escritor Antonio Tabucchi (1943-2012) narra en

su pequeña, pero interesante novela La cabeza perdida de Damasceno Monteiro, ideada por

el autor a raíz de un hecho real publicado en la prensa local en 1996: el asesinato del

ciudadano portugués Carlos Rosa, de 25 años de edad, en circunstancias no aclaradas, en

una comisaría de la Guardia Nacional Republicana de Sacavém, en la periferia de Lisboa,

cuyo cuerpo fue hallado en un parque público decapitado y con señales de malos tratos,

según refiere el autor en el mismo texto.


Con su clásico estilo literario que aborda temáticas sobre valores de justicia/injusticia,

igualdad/desigualdad y la naturaleza humana, Tabucchi hace gala de sus dotes estéticas

para, en pocas páginas, recrear un ameno relato en el que su personaje central —Firmino,

reportero del diario El Acontecimiento— es comisionado para investigar la muerte de una

persona en extrañas circunstancias.


Otro protagonista estelar en esta narración es el acaudalado señor Fernando de Mello

Sequeira, mejor conocido como el abogado Loton, quien se interesa en defender a personas

sin recursos económicos caídas en desgracia ante la ley. Según sus propias palabras, esta

actitud responde a “una especie de corrección de la historia, una paradójica inversión de la

conciencia de clase, no según los mecanismos primarios de Luckács”.


Con estos dos actores centrales, y unos cuantos personajes secundarios más —como la

casera Doña Rosa; el policía Titanio Silva y el amigo del muerto— el escritor italiano logra

armar una historia de intriga y suspenso que al mismo tiempo es una novela política que

denuncia las corrupciones de los sistemas de justicia en países como Portugal, pero que

fácilmente se pueden extrapolar a otras latitudes.


La cabeza perdida de Damasceno Monteiro es una novela corta en la que una vez más

Antonio Tabucchi reflexiona sobre problemáticas sociales que siempre le inquietaron, en

particular, la tortura y el abuso del poder. Al respecto, en voz del abogado Loton afirma: “la

tortura es una responsabilidad individual, la obediencia [del torturador] a una orden

superior no es tolerable, demasiada gente se ha escondido tras esa miserable justificación,

haciéndose un escudo legal de ella.”


Y prosigue el razonamiento del abogado Loton: “El concepto es básicamente: yo no soy

responsable, soy un humilde sargento y me lo ha ordenado mi capitán; [y éste a su vez

dice:] yo no soy responsable, soy un humilde capitán y me ha ordenado mi general; o bien

el Estado. O bien: Dios. Es más incontrovertible”. Esta consideración conecta directamente

con el nudo ético de la reflexión que nos dejó la filósofa Hannah Arendt sobre la “banalidad

del mal”, cuando habla de la obediencia amoral del criminal de guerra, Adolf Richmann, de

trasladar judíos a los campos de concentración nazis. Es decir, seguir las reglas del sistema

sin pensar en las consecuencias de sus actos.


Antonio Tabucchi murió en 2012. Además de novelista fue reconocido como el mejor

divulgador y conocedor de la obra del poeta portugués Fernando Pessoa. Con manifiestas

inquietudes políticas, también dedicó buena parte de su tiempo a la docencia universitaria y

a la defensa de colegas suyos, escritores perseguidos por sus ideas, pero más por sus

palabras. Visitó México en al menos dos ocasiones, en 1999, cuando recibió una medalla de

honor de manos de Cuauhtémoc Cárdenas, entonces jefe de gobierno del Distrito Federal; y

en 2004, cuando en la ciudad de Monterrey ofreció la conferencia titulada Itinerario

personal.


Escritor italiano de nacimiento y portugués de corazón, Antonio Tabucchi cuenta con una

nutrida obra editorial que ha sido traducida a múltiples idiomas, incluso su libro más

conocido Sostiene Pereira, fue llevado a la pantalla cinematográfica con la participación

estelar del actor italiano Marcelo Mastroiani en el papel de Pereira. Sin duda, La cabeza

perdida de Damasceno Monteiro está a la altura de esta novela y comparte muchas de sus

aciertos estilísticos, por lo que va mi atenta invitación a nuestr@s lectores para que

disfruten de esta otra historia que con toda seguridad les dejará un buen sabor de boca.

@NohemyGarcaDual

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