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Week-end en Guatemala: literatura y política de ayer y hoy

  • Foto del escritor: Nohemy García Duarte
    Nohemy García Duarte
  • 23 jul
  • 3 Min. de lectura
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Miguel Ángel Asturias fue narrador, dramaturgo, poeta, periodista y diplomático guatemalteco galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1967, “por sus logros literarios vivos, fuertemente arraigados en los rasgos nacionales y las tradiciones de los pueblos indígenas de América Latina”, según argumentó el jurado de la Academia Sueca en ese tiempo. Un buen ejemplo de la calidad estilística de Asturias es su novela Week-end en Guatemala, editada por primera vez en 1956 y reeditada en múltiples ocasiones por diversas casas editoriales. Una de las más recientes, de 2022, es la del Fondo de Cultura Económica, en su colección popular.


El tema de esta novela no podía ser más actual, ya que recrea un hecho histórico repetido en América Latina y otras regiones del mundo en los tiempos modernos: el ataque armado y presuntamente encubierto de Estados Unidos a Guatemala, en 1954, con el propósito de derrocar al gobierno de Jacobo Árbenz, contrario a sus intereses político-económicos y, a la vez, instaurar un mando militar a su servicio: la dictadura del coronel Carlos Castillo Armas.


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Más allá del suceso real que motiva a Miguel Ángel Asturias a escribir Week-end en Guatemala, es importante destacar la maestría estilística del autor para recrear personajes, describir situaciones y perfiles psicológicos de sus protagonistas en función de un sentimiento nacionalista subordinado a la exigencia literaria del texto en cuestión. Estructurada en ocho capítulos, el escritor presenta la percepción de los personajes creados para cada capítulo, y que al final de la novela completa un amplio panorama de las circunstancias y consecuencias del evento denunciado.


Desde el capítulo uno, que da título a la novela, el humor ácido de Asturias se encarna en el personaje del sargento Harkins, que llega a Guatemala de manera encubierta, como turista invitado a pasar un week-end, pero que en realidad su tarea es de índole militar. “Maldije una y mil veces la cochina hora en que concebí empresa fácil transportar a lo largo de cincuenta metros los fardos de armas y cajas de parque, máxime que tenía que ir sacando los pies del arsenal en que me hundía a cada paso. ¡Por la gran puta, si ese era un week-end, ahora ya no sé qué es un week-end!”


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La diversidad de personajes y situaciones que Miguel Ángel Asturias crea para Week-end en Guatemala van de un mulato pobre a una joven campeona de salto de pértiga; de la existencia de una Sociedad Patriótica Secreta –de resistencia– a la del establecimiento de un Cuartel General de Operaciones –de los invasores–; de un líder campesino llamado Diego Hun Ig, a la de una mujer conocida como La Galla, que denuncia a “todos los comunistas” de la localidad; o de un entorno en el que se describe algo inusual y sorpresivo: “nadie dio la voz de alarma, salvo los zopilotes. El trompo de aves negras que empezó a bailar sobre el camposanto. ¡Están desterrando a los muertos! (…) ¿Qué les han hecho para que no los dejen ni muertos? ¿A dónde se los van a llevar? (…) No nos interesa lo que hayan sido –rugía el comandante–, lo que necesitamos son cadáveres para la publicidad del gobierno”.


Miguel Ángel Asturias vivió la mayor parte de su vida fuera de Guatemala a consecuencia de sus ideas políticas. En la década de 1920 estudió antropología, etnología y mitología indígena en la Sorbona, Universidad de París, Francia. Ese bagaje cultural e interés por la cultura maya y su sensibilidad ante la realidad social de su país, quedó plasmado en su obra literaria. En 1930 publica Leyendas de Guatemala; en 1933 recibe, en París, el Premio Syla Monsegur por la traducción al francés de esta novela. En 1946 publica Señor Presidente, su texto más conocido; y en 1949 Hombres de maíz, la novela considerada por los críticos como su obra maestra. En 1965 gana el Premio Lenin de la Paz de la Unión Soviética, y dos años después, en 1967, publica la novela Mulata de tal, y ese mismo año recibe el Nobel de Literatura.


Los méritos literarios de Miguel Ángel Asturias fueron ampliamente reconocidos en su tiempo, pues se convirtió en el segundo hispanoamericano, después de la chilena Gabriela Mistral, en ser reconocido con el galardón más prestigioso de la literatura universal. Asimismo, los otros premios recibidos a lo largo de su trayectoria, hablan del interés que este escritor despertó en ámbitos culturales distintos al latinoamericano. Me parece que con esos referentes sobran los motivos para leer y adentrarse en la obra de uno de los mejores traductores al español del Popol Vuh, el libro sagrado del pueblo maya.


 
 
 

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