Después del invierno
- Nohemy García Duarte 
- hace 19 horas
- 4 Min. de lectura

Guadalupe Nettel (Cdmx, 1973) es una de las nuevas figuras del mundo literario latinoamericano que, a sus poco más de cincuenta años de edad, goza de una trayectoria consolidada y con amplio reconocimiento tanto entre los especialistas de la materia como del público lector de diversas latitudes. Su novela Después del invierno, impresa por vez primera en 2014 y que a la fecha va en su novena edición, es un claro ejemplo de esa aceptación.
Ganadora del Premio Herralde de novela 2014, esta ficción escudriña en los sentimientos y avatares que las personas pueden llegar a experimentar en entornos sociales que, a pesar de sus esfuerzos por pertenecer, les resultan hostiles e incluso refractarios a la cercanía del otro. Esta sensación de soledad y rechazo lleva a Cecilia y Claudio, personajes centrales de Después del invierno, a un proceso de ensimismamiento tan profundo que raya en los límites entre la cordura y la evasión psicológica como estrategia de sobrevivencia.
A medida que la historia avanza, Guadalupe Nettel nos ofrece pequeñas pistas que de forma paulatina nos ayudan a comprender las conductas y reacciones de una joven oaxaqueña que estudia en París como becaria, en un barrio popular y en un minúsculo departamento cuya ventana da al célebre cementerio Pére-Lachaise. Este espacio se convierte en la principal distracción y aprendizaje de Claudia, quien, desde su espacio de encierro, en el que se siente a salvo, se convierte en una analista pertinaz de los rituales de sepulturas. “Los domingos o los sábados en la mañana me sentaba frente a mi ventana para tomar café y observar los entierros (…) Descubrí que cada entierro tiene una personalidad y un estilo propios.”

Claudio, por su parte, es un cubano cuarentón que vive en la calle 87, en el Upper West Side de la ciudad de Nueva York, y cuyo departamento es su espacio de seguridad, a pesar de que sea “un pasillo de piedra muy semejante a un calabozo”, sin plantas, porque, dice el personaje, “todo lo vivo me provoca un horror inexplicable, igual al que algunos sienten frente a un nido de arañas. Lo vivo me amenaza, hay que cuidarlo o se muere. En pocas palabras, roba atención y tiempo y yo no estoy para regalarle eso a nadie.”
Los azares del relato hacen que Claudio y Cecilia coincidan en París y sus vidas se entrelacen por un tiempo, para nuevamente distanciarse, pero ahora ya ambos transformados en sus trayectorias de vida gracias a esa convivencia cuyas huellas altera sus maneras de ver y vivir la vida. En esta coyuntura emocional, los cementerios parisinos como el Montparnasse, además del ya mencionado Pére-Lachaise, son el espacio en el Guadalupe Nettel ubica a sus protagonistas literarios, pues simbolizan el lugar del “descanso eterno”, el fin de la vida y el lugar del no retorno.
Otros personajes relevantes —antagónicos— de la tercera novela de Nettel, Después del invierno, son Ruth, una guapa estadounidense cincuentona, rica y refinada, novia de Claudio; Tom, el atractivo vecino de Cecilia, aficionado a fotografiar tumbas de los cementerios del mundo durante sus viajes turísticos, y quien establece un vínculo afectivo importante en la existencia de Cecilia hasta el final de sus vidas. Los encuentros y desencuentros entre estos personajes ejemplifican la fragilidad de la existencia y, a la vez, la vitalidad que los sentimientos amorosos proporcionan a los seres humanos para sobreponerse de la fatalidad.
En este relato la escritora mexicana recrea atmósferas intimistas con un lenguaje narrativo que ahonda en las emociones y estados de ánimo desoladores por los que transitan los protagonistas en sus trayectorias de vida. El monólogo, a modo de diálogo interior alternado de Cecilia y Claudio, es el recurso literario del que se vale la autora para que l@s lector@s de Después del invierno nos interesemos en esta ficción con rasgos autobiográficos. Cecilia viviendo en París y Claudio en Nueva York, hablan de sus accidentadas vida hasta un punto en que el invierno —metáfora de su existencia— parece llegar a su fin para dar paso a la primavera, entorno en el que, para ambos, florecen las ganas de vivir, después de las dolorosas pérdidas sufridas.

Actualmente, Guadalupe Nettel vive en la Ciudad de México y su obra —que consta de cuentos, novelas y ensayos— ha sido traducida a múltiples lenguas. Desde muy joven tuvo inclinaciones literarias, por lo que a los diecisiete años de edad ganó el Premio Punto de Partida (1991), organizado por la Dirección de Literatura de la UNAM. A los dieciocho años, Nettel obtuvo el segundo lugar en el Gran Prix International a la Meilleure Nouvelle de Langue Francaise para países no francófonos, organizado por Radio Francia Internacional.
Otros reconocimientos obtenidos por Nettel son el Premio Nacional de Cuento Gilberto Owen, en 2007; el Premio alemán Anna Seghers, en 2009; y el Premio de Narrativa Breve Ribera del Duero, en 2013. Más recientemente, en abril de 2024, obtuvo una beca para participar en el Institute for Ideas and Imagination de la Universidad de Columbia.
Guadalupe Nettel ha tenido un acercamiento prolongado con la lengua y la cultura francesas. De niña vivó en Francia, domina la lengua francesa y tiene un doctorado en Ciencias de lenguaje en la prestigiosa Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París, Francia. Ya en México, fue directora de la Revista de la Universidad de México entre 2017 y 2014. Respecto a su reconocimiento como escritora, Nettel considera que esta situación tan favorable para ella es parte del buen momento que vive la literatura latinoamericana en el mundo, en particular, de las mujeres, que, asegura, “están teniendo mucho éxito, y es un éxito absolutamente legítimo, sin ningún estímulo de cuota de género de por medio”. En este contexto, invito a mis lector@s a disfrutar de la novela Después del invierno, con el convencimiento de que se trata de una narración que da cuenta del mejor estilo y la madurez alcanzada por su autora.
@NohemyGarcaDual




Comentarios