Gonzalo Celorio y el complejo de El Pípila
- Nohemy García Duarte

- hace 6 días
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“Siento que tengo ahora el complejo de El Pípila, para decirlo con un mito mexicano, porque voy cargando una gran piedra, que es la tradición de estos premios dados a personalidades tan importantes que yo admiro muchísimo y ahora estoy en este elenco, y espero estar a la altura de este premio”, declaró con honestidad el escritor, ensayista, ex docente universitario y director de la Academia Mexicana de la Lengua, Gonzalo Celorio, en entrevista con el periódico El País a propósito de haber sido galardonado con el Premio Cervantes 2025, considerado el más prestigioso en el ámbito literario de habla hispana, otorgado cada año por el Ministerio de Cultura de España.
A pesar de su trayectoria en los círculos académico y cultural de México, Gonzalo Celorio no es un narrador tan conocido entre el público lector común, ni goza de la popularidad que tienen los otros seis mexicanos —Octavio Paz, Carlos Fuentes, Sergio Pitol, José Emilio Pacheco, Elena Poniatowska y Fernando del Paso— que también han recibido esta condecoración. Sin embargo, me parece que esta premiación es un motivo inmejorable para superar tal inequidad.
Gonzalo Edmundo Celorio y Blasón, como es su nombre completo, nació en la Ciudad de México hace ya 77 años. Estudió la licenciatura en Lengua y Literatura en la UNAM y el doctorado en Literatura Iberoamericana en esta misma institución. Desde 1974 y hasta hace muy poco se desempeñaba como docente de literatura en la Facultad de Filosofía y Letras de dicha Casa de Estudios. Entre sus actividades de promoción literaria y cultural más destacadas está el haber dirigido el Fondo de Cultura Económica (FCE) y ser el actual director de la Academia Mexicana de la Lengua.
Su desarrollo como narrador, ensayista y crítico literario no ha sido menor. Ha publicado media docena de novelas, entre ellas Y retiemble en sus centros la tierra (1999), Tres lindas cubanas (2006) y Los Apóstatas (2020). En el género de ensayo destacan sus obras El viaje sedentario (1994) y Cánones subversivos. Ensayos de literatura hispanoamericana (2009). En 1986 fue galardonado con el Premio Periodismo Cultural por parte del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), por su texto Los subrayados son míos; en 1999 obtuvo el Premio Nacional de Novela IMPAC-CONARTE-ITESM. En 2010 el gobierno mexicano le otorgó el Premio Nacional de Ciencias y Artes en Lingüística y Literatura.

Atención especial merece el Premio Xavier Villaurrutia de escritores para escritores 2022, que Gonzalo Celorio recibió por su obra Mentideros de la memoria, en la que hace un ejercicio de crítica literaria y ficción novelada con claras referencias autobiográficas en torno a una serie de escritores mexicanos y latinoamericanos que marcaron su vida, además de ser fuente de inspiración y admiración permanente. De todas sus obras, muy probablemente ésta sea la que mejor condensa las cualidades estéticas de quien se reconoce como un “escritor memorialista”.
Gonzalo Celorio concibe a la literatura como una disciplina creativa y artística que, aún en su vertiente histórica, tiene un indiscutible “carácter ficcional, porque no hay de otra manera, el lenguaje es ficcional, y también es verdad que todo texto acaba por ser autobiográfico.” De ello da cuenta su texto Mentideros de la memoria, en el que, con un estilo depurado y ameno, recrea pasajes de su vida en los que llegó a tener encuentros significativos con literatos admirados por él.
El uso del lenguaje y las palabras del que hace gala Celorio en Mentideros de la memoria dan cuenta del virtuosismo y profundo conocimiento que tiene del idioma español el actual director de la Academia Mexicana de la Lengua. Este rigor académico se entrelaza felizmente con la creatividad del escritor por vocación en cada una de las historias del texto arriba citado, que deslumbra por su ingenio, ironía y fina crítica literaria. Y para ejemplo un botón en referencia al escritor jalisciense Juan José Arreola:
“La voz de Juan José Arreola precedió a la imagen. Primero escuché el disco, grabado en 1961, de la colección Voz Viva de México (…) Pronunciadas por él, las palabras adquirían textura, peso, volumen, resonancia, sabrosura. No sólo se oían, también se paladeaban. (…) Después de la voz, sobrevino la imagen. Un hombre delgado, entre desastrado y elegante, de rostro afilado y pedigüeño, y manos ávidas. Era una rara mezcla de fragilidad y desplante. La que tengo de él es la imagen de un hombre que se mueve mucho. Un hiperkinésico atrapado en un gesto transitorio.”
Gonzalo Celorio igualmente nos comparte sus vivencias anecdóticas a la par que su admiración con narradores de la talla de Julio Cortázar, Juan Rulfo, Augusto Monterroso y Gabriel García Márquez en los veinte apartados que integran su premiado texto Mentideros de la memoria.
“Llegué puntualmente al Instituto Nacional Indigenista. Subí al segundo piso, como me lo indicó el conserje. (…) Yo sabía que [Juan] Rulfo no hablaba mucho. Que era reservado, taciturno, silencioso y hasta mudo, como aquel profesor que va a San Juan Luvina y que no puede articular palabra ante quien lo antecedió en el cargo y le hace una descripción espectral de ese pueblo dejado de la mano de Dios. Pero ocurrió todo lo contrario. El nombre de Cortázar le desató una verborrea, lenta y pausada, pero verborrea al fin. Nescafé tras Nescafé, cigarrito tras cigarrito, Rulfo me habló de su aprecio por los cuentos de Cortázar, el escritor que más admiraba del llamado boom de la novela latinoamericana.”
Ojalá estas citas hayan sido suficientes para despertar el interés de mis lector@s por conocer más sobre Gonzalo Celorio y su obra literaria.




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